Tormenta.

Son las 20:55. Acaba de descargar un tormentón tremendo sobre Madrid. Esta es una ciudad que no tiene puntos medios. Cuando tiene que llover durante meses, no cae una gota. Cuando ya llevas unas semanitas con un tiempo cojonudo, de repente cae la de San Dios. Es igual que las temperaturas: yo mismo he visto, con estos ojitos que ha de transplantar el cirujano, 4 grados bajo cero y 46 sobre cero. En el mismo punto de la ciudad, para más inri.
Pues éso, que ha estado cayendo granizo unos 7 u 8 minutos, y el suelo del patio de mi casa, que es particular, se ha puesto todo blanco como los demás, como si hubiera nevado, mismamente. Y luego ha caído agua a chorro durante un buen rato. Con todo lujo de detalles: relámpagos, rayos, truenos, centellas, y algún que otro pedo que se le ha escapado a una vecina, cagadita de miedo, que ha salido a la corrala, como yo, a ver si se caía el tejadillo.
Bueno, al menos mañana olerá bien en la calle.