Nacha Pop.

No era uno de mis grupos favoritos. De hecho, si hago un esfuerzo de memoria, creo recordar... 4 canciones. Pero sí que fueron un grupo representativo del pop español de los 80. Y una vez separados el centro de mi crónica ha seguido en solitario haciendo las delicias de su público. Hablo de Antonio Vega.
No voy a glosar sus bonanzas, ni poner una letra suya. Ni siquiera voy a decir cuánto me gusta o me deja de gustar. Sólo quiero saber cuánto va a aguantar en esta nueva aventura en que se mete con su primo: los nuevos Nacha Pop.
Y es que, querido Antonio, una gira con un grupo apoyada por una casa de discos no funciona igual que las actuaciones que estabas haciendo hasta ahora. Te vi antesdeayer en una entrevista televisiva y, sinceramente, dabas asco y pena a partes iguales. Mientras Nacho hablaba animadamente sobre su esperanza en lo que va a pasar, tú hacías esfuerzos, sentado a su lado, por no caerte hacia adelante, con una cara realmente penosa, los ojos cerrados, blanco como el papel, el tronco moviéndose peligrosamente sin apenas control. Me recordaste, de hecho, a ese episodio en que Mr. Bean hacía esfuerzos para no quedarse dormido en una misa, y terminaba cayéndose de morros al suelo. Así te vi. Así te vimos todos: tan drogado que hasta los drogadictos que te vieron se preguntaron qué demonios te habías metido, cómo habías tenido la cara para presentarte en una entrevista de esa guisa. Y sobre todo, lo primero que yo me he preguntado: ¿cuánto vas a durar?