Hoy, en un capítulo repetido de C.S.I. Las Vegas he oído algo que ha hecho que me picara la curiosidad. Tanto como para abrir un tema nuevo en este vuestro blog. "Curiosidades", desde hoy, reflejará todas esas cosillas que te hacen bucear por google cuando las oyes en la tele, o corroborarlas en la Wikipedia cuando las lees en algún sitio, o montar un powerpoint para enviarlo por e-mail cuando te las cuenta un amigo.
En este caso, es sobre los anillos de boda: contaban en la serie que los hombres primitivos asaltaban a las tribus vecinas para robarles a las mujeres, y las mantenían atadas de pies y manos para que no escaparan de su "marido". Tema que, afortunadamente, fue degenerando hasta transformarse en un simbólico anillo de cuerda en un dedo, para hacerles recordar a esas mujeres que pertenecían a su hombre.
He buscado y rebuscado en Internet, pero no he podido confirmar esta afirmación. Sí, sin embargo, algo que se le asemeja. Los hombres prehistóricos, en realidad, ataban los tobillos y las muñecas de sus esposas -ojo, por separado- con cuerdas confeccionadas con hierbas, cuero u otros materiales, para asegurarse de que sus espíritus no les abandonaran demasiado pronto. Vamos, esperando que su nueva mujer no la palmaría en el primer parto.
Más tarde, los egipcios de hace unos 4000 años intercambiaban aros ya que el círculo representaba el infinito, y el oro el amor eterno, aunque claro, sólo los faraones y su corte se podían permitir el amor eterno, es decir, el oro.
Fueron los antiguos romanos, que hasta entonces usaban aros de hierro con la forma de dos manos unidas o de llave -con la que la mujer abriría el corazón del hombre-, quienes se sacaron de la manga el anillo de oro, aunque al principio sólo lo usaban los muy poderosos o pudientes.
Los griegos, por otro lado, impusieron el anular izquierdo para colocar el anillo por considerar que las venas de este dedo estaban directamente unidas con el corazón, con los sentimientos.
La Iglesia no consideró el rito del intercambio de alianzas hasta el siglo IX, ya que siempre había partido de creencias paganas. Desde ese momento, sin embargo, el hecho de entregar un anillo de compromiso a una mujer significa una declaración oficial.
No es hasta la Venecia del siglo XV que aparecen las alianzas con pedrolones. Las piedras preciosas ya eran símbolo de dureza y perdurabilidad, lo que haría que el matrimonio durara toda la vida. Como siempre, el matrimonio para toda la vida estaba vedado al vulgo, que sólo veía los diamantes de lejos en los anillos del Papa o de las señoronas nobles.
Desde ahí hasta nuestros días pocas cosas han cambiado, aunque ahora con la cosa de que BASF hace contribuciones visibles, te puedes casar con un anillo de plástico y caramelo.
Todas estas tradiciones no vienen sino a confirmar la tontería de la Humanidad, que desde siempre ha confiado en talismanes, dogmas y vudús para asegurarse el futuro. Somos así de memos. Eso sí, algunas resultan divertidas o curiosas:
-El arroz se les tira a los novios para desearles fecundidad y prosperidad a través de sus vástagos. Pero el nacimiento de esta tradición se da ya en la Inglaterra del siglo XIII: la suegra le partía a la novia en plena crisma la torta o el pan de bodas con la misma sana intención.
-Las despedidas de solter@s: en algún momento de la historia moderna, un hombre sin posibles se enamoró de una mujer cuyo padre le denegó la dote por ser pobre. Los amigos de ambos celebraron entonces una fiesta para regalarles todo lo que no tenían. Qué bonica, la amistad.
-Los padrinos y madrinas: los vikingos, en su línea romántica de siempre, raptaban a sus novias en otros poblados, y los padrinos se disfrazaban de novio que éste evitara a los malos espíritus y... a los hermanos, primos y vecinos de la novia, claro. Cuando los "raptos" se convirtieron en una especie de juego, las amigas de la novia empezaron a vestirse como ella para despistar al novio y sus padrinos...
-Está prohibido llevar perlas durante un enlace matrimonial porque desde la Edad Media éstas representan a las lágrimas. Fue en la Edad Media cuando surgieron muchas de las supersticiones que rodean al matrimonio (y a casi todo el resto de cosas), como que el novio no viera a la novia vestida antes del rito o que la novia llorara en su pañuelo y lo conservara para no volver a hacerlo durante el resto de su vida...
-Qué decir del virginal blanco del vestido de novia o de la pureza representada en su velo... ¡Venga ya!
Llego a la conclusión algo tonta de que, aunque si no se intercambian alianzas en la ceremonia no pasa absolutamente nada, resulta muy bonito hacerlo, ¿verdad? Como tantas y tantas de estas tradiciones tontas.
En este caso, es sobre los anillos de boda: contaban en la serie que los hombres primitivos asaltaban a las tribus vecinas para robarles a las mujeres, y las mantenían atadas de pies y manos para que no escaparan de su "marido". Tema que, afortunadamente, fue degenerando hasta transformarse en un simbólico anillo de cuerda en un dedo, para hacerles recordar a esas mujeres que pertenecían a su hombre.
He buscado y rebuscado en Internet, pero no he podido confirmar esta afirmación. Sí, sin embargo, algo que se le asemeja. Los hombres prehistóricos, en realidad, ataban los tobillos y las muñecas de sus esposas -ojo, por separado- con cuerdas confeccionadas con hierbas, cuero u otros materiales, para asegurarse de que sus espíritus no les abandonaran demasiado pronto. Vamos, esperando que su nueva mujer no la palmaría en el primer parto.
Más tarde, los egipcios de hace unos 4000 años intercambiaban aros ya que el círculo representaba el infinito, y el oro el amor eterno, aunque claro, sólo los faraones y su corte se podían permitir el amor eterno, es decir, el oro.
Fueron los antiguos romanos, que hasta entonces usaban aros de hierro con la forma de dos manos unidas o de llave -con la que la mujer abriría el corazón del hombre-, quienes se sacaron de la manga el anillo de oro, aunque al principio sólo lo usaban los muy poderosos o pudientes.
Los griegos, por otro lado, impusieron el anular izquierdo para colocar el anillo por considerar que las venas de este dedo estaban directamente unidas con el corazón, con los sentimientos.
La Iglesia no consideró el rito del intercambio de alianzas hasta el siglo IX, ya que siempre había partido de creencias paganas. Desde ese momento, sin embargo, el hecho de entregar un anillo de compromiso a una mujer significa una declaración oficial.
No es hasta la Venecia del siglo XV que aparecen las alianzas con pedrolones. Las piedras preciosas ya eran símbolo de dureza y perdurabilidad, lo que haría que el matrimonio durara toda la vida. Como siempre, el matrimonio para toda la vida estaba vedado al vulgo, que sólo veía los diamantes de lejos en los anillos del Papa o de las señoronas nobles.
Desde ahí hasta nuestros días pocas cosas han cambiado, aunque ahora con la cosa de que BASF hace contribuciones visibles, te puedes casar con un anillo de plástico y caramelo.
Todas estas tradiciones no vienen sino a confirmar la tontería de la Humanidad, que desde siempre ha confiado en talismanes, dogmas y vudús para asegurarse el futuro. Somos así de memos. Eso sí, algunas resultan divertidas o curiosas:
-El arroz se les tira a los novios para desearles fecundidad y prosperidad a través de sus vástagos. Pero el nacimiento de esta tradición se da ya en la Inglaterra del siglo XIII: la suegra le partía a la novia en plena crisma la torta o el pan de bodas con la misma sana intención.
-Las despedidas de solter@s: en algún momento de la historia moderna, un hombre sin posibles se enamoró de una mujer cuyo padre le denegó la dote por ser pobre. Los amigos de ambos celebraron entonces una fiesta para regalarles todo lo que no tenían. Qué bonica, la amistad.
-Los padrinos y madrinas: los vikingos, en su línea romántica de siempre, raptaban a sus novias en otros poblados, y los padrinos se disfrazaban de novio que éste evitara a los malos espíritus y... a los hermanos, primos y vecinos de la novia, claro. Cuando los "raptos" se convirtieron en una especie de juego, las amigas de la novia empezaron a vestirse como ella para despistar al novio y sus padrinos...
-Está prohibido llevar perlas durante un enlace matrimonial porque desde la Edad Media éstas representan a las lágrimas. Fue en la Edad Media cuando surgieron muchas de las supersticiones que rodean al matrimonio (y a casi todo el resto de cosas), como que el novio no viera a la novia vestida antes del rito o que la novia llorara en su pañuelo y lo conservara para no volver a hacerlo durante el resto de su vida...
-Qué decir del virginal blanco del vestido de novia o de la pureza representada en su velo... ¡Venga ya!
Llego a la conclusión algo tonta de que, aunque si no se intercambian alianzas en la ceremonia no pasa absolutamente nada, resulta muy bonito hacerlo, ¿verdad? Como tantas y tantas de estas tradiciones tontas.
3 comentarios:
Jeje... Que bonito... Que tradiciones mas tradicionales y hermosas... Que... que borreguillos somos algunas veces creyendonos todo lo que nos cuentan...
Eso si, lo de vestirse de princesa de cuento de hadas "impoluta" el dia de tu boda mola!!!
Besotes, guapo!!!
No hace mucho tiempo, el color del bestido de la novia era negro...entonces yo me pregunto...¿qué significaba? prefiero no saberlo.
Cierto es...son cosas absurdas, pero que gracias a Disney y a todas las gilipolleces de jolivud (vease Pretty Woman)a las chicas nos parecen de lo más tienno....y siempre se dice eso de....aaaaalaaaa...que bonito..(con cara de tonta empedernida).
Por cierto, me ha encantado esta entrada está súper curiosa y súper currada...
Besines!
Cuánta información interesante...si
Besos
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