miércoles, 28 de febrero de 2007

Una casi terrorista

¿Cómo puede una madre, por muy deprimida que esté, dejar que su hijo de 8 años se convierta en una masorra de 100 kilos? Pordiosyporlavirgendelostriglicéridos, yo tengo 39 años, mido 1,72, peso 84 kilos... y me sobran un montón.
Vale, no hay que quitarle a su hijo sólo porque esté gordo, pero esta piba tendría que pasar por un psiquiatra con urgencia y obligada y vigilada por la policía. Y el hijo también, pobre.
Uff, sé que con estas entradas nuevas de "Noticias" me estoy metiendo en camisas de once varas, que mucha gente me va a decir más que burradas, que algunos me van a ver con otros ojos... pero qué coño, sigo diciendo que todos tenemos derecho a nuestra opinión.

Un terrorista

¿Nadie desea, en el fondo, que de Juana Chaos se muera de hambre? Es una verdadera pena que si muere haya gente que lo use para seguir o incrementar la violencia terrorista.
Estoy en contra de la pena de muerte. Pero las cadenas perpétuas cada vez me parecen mejor solución.
Ya, ya sé que suena salvaje y que no tiene mucho de izquierdista -ideales de los que vacilo, en sus dos acepciones, a veces-, pero qué coño, yo no he matado a 25 personas, y todos tenemos derecho a opinar, ¿no? Me lo ha hecho ver el Foro de la Familia.

Muertos.

Ayer hizo un año de la muerte de mi padre.
Quien me conozca se extrañará de que hable de él o lo recuerde. No es algo que me amargue o me entristezca, como a otras personas, ya que nunca quise realmente a mi padre. Pero sí que he de reconocer que su enfermedad y su muerte trajeron cambios a mi vida. Significativos, además.
Cuando enfermó, mi hermana no entendía por qué a mí no me afectaba. Intenté explicarle la falta de cariño y emotividad familiar que me rodeó durante toda mi vida; creí que entendería, pues ella también lo vivió, mis silencios, mis faltas, mis huidas. Quise hacerle comprender que nuestra falta de comunicación (de la familia entera), nuestra nula confianza, existían porque él nos lo había inculcado así, porque nunca nos había querido, nunca había sido abierto, cariñoso, padre. Sólo había sido una máquina de hacer dinero para mantener a su familia. Todo aquello afectó mucho a mi hermana, que no podía creer lo que le estaba contando, y que tampoco pudo creer, cuando se lo dije en un lance de esa confianza que me pedía, que ella había conocido a uno de mis novios, sin ni siquiera saber que soy gay.
He ahí uno de los cambios. A los 37 años, al fin les dije a mis hermanos que soy gay. No así a mi madre, que siempre ha pensado que es una enfermedad repugnante, así que se morirá probablemente, como mi padre, sin saberlo.
Otro de los cambios fue mi marcha de la empresa en la que estuve trabajando durante casi 13 años. La ida lenta y penosa de mi padre, que vivió toda su vida por y para el trabajo, me abrió los ojos, me hizo ver cómo estaba malgastando mi vida en un trabajo que no me reportaba sino malos sabores de boca, dolores de cabeza, rabietas, ardores de estómago, malos dormires, y encima por un sueldo que, cuando no malo, sí que resultaba vergonzoso después de todos esos años ejerciendo como uno de los mejores que haya pasado por allí.
Así que aquí estoy, en el paro y fuera del armario (menos para la pobre madre, que en su fuero interno lo sabe pero no quiere reconocerlo).
Ayer no llamé a mi madre. Ni creo que la llame hoy. No quiero molestarla porque me imagino cómo estará, y yo soy muy parecido a ella.
Cuando mi primera pareja murió yo era demasiado joven. Me dejé llevar, me encerré en mi cuarto, en mi cabeza, en mi sufrimiento, y no dejé que nadie entrara. Mi madre no se comportó así; más bien todo lo contrario, afortunadamente para ella y para todos. Pero sí sé que el aniversario de una muerte no es algo que haya que celebrar, ni siquiera que recordar. El muerto está ahí, siempre, independientemente del día, de los años que haga que murió. Y que la gente te diga cuánto lo siente ayuda en el momento, reconforta quizás, pero no significa mucho. Y éso lo sabemos todos porque todos hemos pasado por ello. No se puede ser hipócrita con la muerte, porque es lo único cierto hacia lo que te lleva la vida. El resto puede pasar, o no.
Supongo que la llamaré (no soy muy de teléfono, nunca lo he sido) algún día de éstos. Le preguntaré "¿qué tal andas?", a secas, sin añadir nada más. Y ella soltará lo que necesite soltar. Yo no pude soltar nada cuando Juan Carlos murió, a nadie. Estaba completamente armarizado. Nadie, absolutamente nadie de mi entorno, sabía que yo era gay. Así que sólo me lo pude contar a mí mismo, escribiendo sobre ello, creyendo sentir su presencia -aunque no sé si creo en espíritus-, llevando juntos dos anillos sobre los que todo el mundo me preguntaba y sobre los que a todo el mundo mentía. Ya no podré agradecerle a la hija de puta de su ex que guardara su anillo y después tuviera la deferencia de dármelo. Tampoco me arrepiento de, más tarde, haberlos regalado. Pero sí que me arrepiento de no habérselo contado a nadie en el momento. Lo necesitaba. No calculo cuánto me habría ayudado, porque cuantificar sentimientos es imposible, pero desde luego habría sido una persona mucho más feliz durante muchos años. Sé que habría vivido muchas cosas de otra manera más abierta y saludable. Pero bueno, ahí está. No se puede cambiar. Y el día de su muerte no pienso en él. A veces pienso que "este año" (murió el día de mi cumpleaños) me habría regalado tal o cual disco, o me habría llevado a un musical. Pero lo pienso como si fuera un amigo que no está, que ahora vive en otro sitio, que desapareció pero no dejó un mal marchar, sino sólo un sitio vacío. Y celebro mi cumpleaños, sin recordar que, en realidad, es el aniversario de esa marcha.
Probablemente, si mi madre se enterara de que soy viudo desde mucho antes que ella, lloraría. Quizá no con mucha convicción, porque en lugar de nuera lloraría la pérdida de un yerno, pero lloraría. Como lloró mi hermana cuando lo supo: no por mi herida, sino porque en su momento ninguna de las dos pudieron ayudarme a curarla.

martes, 27 de febrero de 2007

Más sueño.

Pues nada, que me he liado, que si un poco de tele, leer un rato, echarme una partidilla a algo, revisar alguna página web y tal y cual. Y de repente son las 5,05 in the morning o'clock.
Vamos, que sigo igual que siempre. Cuando era un niñato era de dormir poco. Me acostara a la hora que me acostara, a las 8 o las 8,30 ya estaba con un ojo abierto, aunque fuera fin de semana. Criticaba a mis hermanos, los findes, porque dormían hasta la hora de comer.
Después vinieron los estudios, los exámenes, y las salidas de fin de semana. Eso me trastocó un poco el sueño, y era capaz de quedarme en la cama... hasta las 11.
Ahora, de vez en cuando, me levanto a las 5 de la tarde. Otros días voy y duermo 4 horas. A veces me quedo frito viendo CSI y otras veces por más que lo intento se me junta el acostarme con el desayunarme. Vaya mierda.
Al principio de ésto del paro estaba muy contento porque dormía muy bien, muy cuadriculaditamente, mis 8 horas diarias, incluso 9, siempre levantándome más o menos a la misma hora. Ahora no sé qué demonios me pasa. Será la pitopausia, porque también siento sofocos, de vez en cuando, debajo del nórdico. No, zorrones, de esos no, de los otros.
El caso es que aquí estoy, escribiendo en el blog cuando debería llevar 4 horas durmiendo, y los párpados ni siquiera me pesan un poquín. Qué angustia vital, leñe.

lunes, 26 de febrero de 2007

Britney

¿Qué coño le pasa a esta tía?
Confieso que me he bajado tres discos suyos por el E-Mule. Probablemente no los compraré nunca, pero es música inmejorable para subirte el ánimo y pegarte una ducha para salir el sábado, y la verdad es que hasta ahora no me había importado un pito si se casaba o no, si tenía hijos o no o si se tiraba por un acantilado, pero... a saber:
-Se rapa el pelo (atención a la cara de skinhead)
-Ataca a un paparazzi con un paraguas (de ese momento es la cara de skinhead)
-Se mete en una clínica de rehabilitación.
-Se despatarra delante de los periodistas para que todo el mundo le vea el coño. Por cierto, con mucho menos glamour y estilo que tía Sharon.
¿Qué coño le pasa a esta tía? ¿Qué coño pasa con los estadounidenses? ¿Por qué hay tantas clínicas de rehabilitación? ¿Por qué hacen tantas tonterías? ¿De verdad es necesario hacer tantas gilipolleces para lanzar un disco nuevo? Uff, no sé si presentarme a los castings de los concursos televisivos. Si voy a acabar así...
No sé si incluir ésta entrada entre las de "Entretenimiento", o abrir una nueva sección de "Sucesos".
Por cierto, más sobre los Oscars:
-Penélope, la más elegante según las revistas norteamericanas, pero qué cara de hecha polvo, qué ojeras, qué orejas... Mucho más guapa cuando ejerce de alcobendana.
-También según algunos medios estadounidenses: una pena que no se nominara a Maribel Verdú como secundaria por el "fauno".
-George Clooney se ha operado las bolsas que tenía bajo los ojos. Tom Cruise ha adelgazado (más). Leonardo DiCaprio aparenta, por fin, la edad que tiene. Los diseñadores no se visten tan bien a sí mismos como al resto del mundo. Seguiremos informando.

No hay como estar en el paro para enterarse de tantas cosas interesantes. Qué sería de mi vida sin todo ésto. Ayns.

PD: Perdón, Anjelica Huston. La cosa de la peluca morada se parecía mucho a ti, pero ha resultado ser una diseñadora de vestuario (evidentemente, británica). Dios, cómo está el mundo anglosajón.

Premios

No ha podido ser, vaya. No voy a decir "pobre Pe" porque ella misma ya lo sabía, así que, "felicidades, Helen".
No he visto la gala porque no tengo Canal Pus, así que lo leo todo en el periódico. Hay algún punto que me llama la atención:
- Mejor actor Forest Whitaker y mejor actriz secundaria Jennifer Hudson. ¿Y qué? Pues que ya a nadie le llama la atención que nominados y ganadores sean negros (también estaban nominados Will Smith, Eddie Murphy, Djimon Hounsou... y además, Adriana Barraza, latina, y Rinko Kikuchi...¿japonesa?)
- La presentadora de la ceremonia: Ellen DeGeneres. Aunque hasta aquí no nos ha llegado que desde hace tiempo vuelve a estar en el "candelabro", quizás ésto significa que por fin le han perdonado su lesbianismo...
- A pesar de tanto colorido e internacionalización, se lo han llevado todo los americanos (bueno, casi todo)
- Mejor documental: "Una verdad incómoda". Hollywood y Washington se alejan cada vez más. ¿Pidió Bush también una copia de ésta, o sólo de "El laberinto del Fauno"? :D Es que no puedo con él, te lo juro.
- Bueno, algún español con Oscar: maquillaje, fotografía y dirección artística de "el fauno"... Algo es algo.
También tengo algunas dudas:
- ¿Realmente "Infiltrados" es tan buena?
- ¿Tanto como para por fin darle el Oscar a Scorsese, que en sus 7 intentos anteriores había firmado verdaderas obras de arte?
- Críticas de tremenda aburrición en otros blogs y en los periódicos. ¿Por fin nos damos cuenta de que los Goya no tienen la patente? ¿Por fin vemos que en EEUU no se hace todo tan fantásticamente como creíamos?
- ¿Es necesario algo como "Diamante de sangre" para que ellos/as vean de dónde sale todo su glamour? Este año somos güenas, y como para ponerse un diamante mueren muchos negritos e indiecitos y pobrecitos, no nos ponemos diamantes. ¡Venga ya!
- ¿Qué le ha pasado al psiquiatra de Anjelica Huston?
- ¿A quién se la ha chupado Gustavo Santaolalla? ¿O es que realmente es el nuevo John Williams? El año pasado con Brokeback Mountain y éste con Babel. Otro latino con premio.
Como siempre, me gustaría haber visto la ceremonia, como hacía cuando era joven, pero no voy a pagar tele de pago sólo para ver los Oscars. Uno tiene su temperamento.
Hala, me voy a ver Joey. Según vaya pasando la semana seguro que voy teniendo nuevos comentarios y dudas sobre el movidón éste del glamour antiestético y la autofelación del mundo del espectáculo.

Vaya... ¡pobre Pe!
Ehmmm, ¿dije que no lo iba a decir? Pobrecilla, es que desde que no vive en España me cae muy bien.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Menudencias

A propósito de unos bonitos textos de Arturo Pérez-Reverte a propósito de los gays, que encontré en un foro de "Queer as Folk", escribí ésto:

Casi todo termina teniendo mucha menos importancia de la que parece.
Si, es increíble que por fin nos podamos casar, o que podamos denunciar a quienes nos agreden sin que en la comisaría nos traten como a parias, o que podamos demostrar públicamente nuestro cariño hacia nuestros amigos y nuestras parejas. Pero el caso es que lo que realmente se nota es la menudencia (esos chistes, esas miradas, esas críticas...) que, como menudencias que son, no tienen la más mínima importancia.
Que me cuente mi compañero de curro chistes de mariconas, que me reiré saludablemente. Que me mire torcida mi vecina porque soy lo que soy, que yo le recordaré que siempre tengo azúcar cuando me lo pide. Que critiquen todo lo que quieran las lenguas anacrónicas, que no tendrán más remedio que asistir a las bodas de sus compañeros de partido... gays.
Tengo una cierta edad, y he vidido ciertas cosas que los chavalines de ahora ni se imaginan (que algunos, incluso, ni se creen cuando las cuento) pero cada una de esas cosas se ha convertido en un ladrillo de mi casa, en el abono de mis plantas, en un motivo más para despertar por la mañana y tumbarme en el hueco que ha dejado mi chico en la cama al irse a trabajar, soñando, sonriendo, sabiendo que volverá. Le beso cuando quiero, como quiero, donde quiero, y éso ya nadie me lo puede quitar. Y qué bello es amar cuando estás seguro de que amas a quien quieres amar.
Puede que pasen más de 50 años para que cambien algunas cosas. Puede que nunca cambien, igual que no han cambiado el racismo, el sexismo, el clasismo. Pero mis ladrillos, mis plantas y mis besos no me los quita nadie.
Podría seguir durante horas dando motivos por los que ser gay es tan bueno como no serlo, pero al fin y al cabo las opiniones de los demás no tienen mucha importancia (con perdón!)

martes, 20 de febrero de 2007

Enamorarse

Quizás estar enamorado no sea lo mejor que te puede pasar, pero se le parece mucho.
Cuando he estado falto me he sentido como esta casa: ojos y oídos cerrados, y todo lo de dentro a punto de ser derruirse. Ya, sé que suena débil, pero necesito algo más que comida para vivir. Y así he vivido durante años, casi sin darme cuenta, como esos edificios que por rencillas entre vecinos o con el ayuntamiento se van destartalando poco a poco, amenazando ruina, viendo la vida pasar mientras la suya se escapa por las grietas.
Siempre, éso sí, con la esperanza de que haya inquilinos nuevos que me remocen la fachada y den vida a todas mis habitaciones, llenándolas de luz, calor, movimiento...
Cuando veo el hueco que ha dejado un edificio entre otros dos (ahora mismo en mi querida calle del Amparo hay 3 de esos huecos funestos) pienso en la cantidad de gente que habrá dejado un hueco en algún lugar sin que nadie intentara remozar ni reconstruir ni llenar. Claro, hay que dejar sitio para otros edificios nuevos, pero siempre he preferido que los edificios nuevos se construyan en barrios nuevos, y que los viejos sigan teniendo dentro toda la vida que merecen. Que alguien se enamore otra vez de ellos.
Es posible que estar enamorado no sea lo mejor que te puede pasar, pero ahora mismo no se me ocurre otra cosa que lo supere.

viernes, 16 de febrero de 2007

Sueño

Qué semana más tonta.
Llevo unos días durmiendo fatal, y no sé por qué. No tengo sueños molestos, ni ceno burradas, ni me entretengo demasiado. Lo justo para ver Noche Hache, que acostarse con unas risas relaja.
Hoy me he tomado una Dormidina, a ver si así me escurro sin darme cuenta en 8 horas de un tirón, oscuras, tranquilas, calentitas.
Cómo joden las cosas tan normales cuando no tienen explicación.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Heme aquí de nuevo


Y en San Valentín, ahí es ná.
No sé cómo se me va a dar esta nueva blogaventura, pero espero que mejor que la anterior. No es que me fuera mal, pero no pude soportar que los de MSN me cerraran el antiguo blog que tenía. Quien sabe si por mis opiniones (ya, soy bastante deslenguado) o por aquellas fotos de Samantha Fox enseñando el chirri...
Pero me he animado otra vez, y aquí estoy. Quizás porque me está gustando mucho escribir. Como estoy en el paro, estoy escribiendo una novela. Toma ya.
Me apena que -no sé por qué- desde principios de año no puedo dejar comentarios en los blogs de mis amigas (también de MSN, como no), así que aquí espero poder seguir charlando con ellas. Chicas, aquí estoy.
Ná, que no sé qué más decir por ahora. Aparte de que son las 6:49 in the morning o'clock y estoy chafadísimo porque he dormido 3 horas, me he despertado para mear y me he desvelado. Hay que joderse. Serán cosas de la edad.
Sí, tengo cierta edad, qué coño.

Bueno, para todos aquellos que no tengan ni repajolera idea de quien soy, pues nada, ya me ireis conociendo.
Ah, y no, no soy un oso (aunque la etiqueta especifique "perfil del osouario") pero mi chico sí que lo es. Más pelos que tiene... uhmmm ¡es más rico!
Hala, que creo que me voy a desayunar, o algo así. Un placer.