miércoles, 30 de mayo de 2007

Brazil, 2ª parte.

Cuando aún deslumbra entre los recovecos de las favelas la visita del Papa (ehmmm, dudo mucho que se diera una vuelta por las favelas; vamos, ni en papamóvil), el presidente brasileño, Lula da Silva, sorprende a propios y extraños con la medida más audaz de su nuevo Plan Nacional de Planificación Familiar: la venta anual de 50 millones de condones con un 90% de descuento, financiada por el gobierno. También estarán a la venta más de 4 millones de anticonceptivos femeninos inyectables con el mismo descuento, todos ellos acompañados de folletos de orientación a la planificación familiar y el sexo seguro.
Uno de los fines es acabar con los embarazos no deseados y los abortos, además de evitar la alta tasa de enfermedades de transmisión sexual. Para aquellos que no sepan de qué se habla, el número conocido de abortos realizados en Brasil en 2.005 se elevó a... ¡1.045.000! El año pasado más de 230.000 mujeres tuvieron que ser ingresadas por complicaciones tras un aborto ilegal. El aborto en Brasil sólo es legal en caso de violación, fetos sin cerebro o riesgo de muerte para la madre. Por otra parte, el aborto ilegal es la tercera causa de muerte materna...
Este sopapo de laicismo a la Iglesia Católica ya ha tenido, por supuesto, respuesta vaticana con la voz de la Conferencia Episcopal brasileña, que denuncia que la Sanidad del país tiene otras necesidades más perentorias (ya me contarás lo que podría significar para la sanidad de un país evitar las consecuencias de más de un millón de abortos ilegales al año...), y que la única sexualidad lícita y responsable se circunscribe al matrimonio. Heterosexual, por supuesto. Por supuesto, según la iglesia católica, el reparto de preservativos y anticonceptivos casi gratis lo único que provocará será el fomento de la promiscuidad indiscriminada. Angelitos. ¡Se expresan tan bien!
Espero que otros paises sigan el ejemplo de éste. Las tasas de enfermos de VIH y/o SIDA y las de mortandad infantil en África, por ejemplo, lo reclaman a gritos desde hace décadas.

2 comentarios:

Isi dijo...

Viva la promiscuidad indiscriminada!!!!

A ver si se aplican el cuento muchos paises y toman la misma medida...Y a ver si la Iglesia deja de dar por donde amargan los pepinos y viven y dejan vivir...coño!

MadRod dijo...

Lo malo de la iglesia, querida pía, es que le gusta demasiado dar y que les den por donde amargan los pepinos. Pero en el sentido literal. De toda la vida de dios han sido unos folladores empedernidos, toqueteaniños en sus coles, violaguardiassuizos en el Vaticano, metemanoalacriada en las sacristías y pajeros irredentos. ¿Y qué hacen con su sentimiento de culpabilidad? Esparcirlo a los cuatro vientos. Esa es su solución.