jueves, 1 de marzo de 2007

Fúrbo y moda.

Se veía venir que podía ocurrir algo así. Los dirigentes del Betis y el Sevilla no habían puesto mucho de su parte para aliviar la típica tensión del derbi. Y la desgracia se produjo. Después del gol del Kanouté, la afición verdiblanca empezó a lanzar botellas al banquillo del Sevilla, que festejaba el tanto. Una de ellas alcanzó al técnico Juande Ramos, que perdió el conocimiento durante unos 15 segundos y tuvo que ser retirado en camilla. El árbitro Undiano Mallenco ordenó a los jugadores que abandonaran el campo y, minutos después, se decretó la suspensión del encuentro. El entrenador, que también tuvo problemas de respiración, pasó la noche en el hospital.

DESTROZOS EN LAS CALLES
Las últimas semanas habían estado cargadas de tensión. Los dirigentes habían mostrado una actitud infantil y provocadora. Hasta la noche anterior del partido no se produjo un acercamiento. Instados por la federación española, ambos equipos firmaron un documento en el que se pedían disculpas mutuamente.
Horas antes del pulso, varios centenares de hinchas sevillistas causaron destrozos en la confluencia de las avenidas de Eduardo Dato y San Francisco Javier, junto al estadio Sánchez Pizjuán, al confirmarse que no podrían asistir al partido. Los aficionados, que esperaban el reparto de las 300 entradas prometidas por el Betis, volcaron contenedores y destrozaron mobiliario urbano. La entrada de José María del Nido en el palco del Ruiz de Lopera también estuvo marcada por la polémica. Numerosos hinchas locales increparon al presidente sevillista, que se sentó justo debajo de un busto del dueño del Betis en otro gesto poco acertado de los directivos verdiblancos.

¿Qué coño pasa con esta gente? No los sevillanos, sino todos. Que tire la primera... joder, no, que haga cualquier cosa menos tirar la primera piedra el estadio de fútbol donde no haya ocurrido una salvajada semejante.
¿Y tienen la desvergüenza de llamarse "afición"?
Lo peor de todo es que nunca pasa nada. A ver quién es el listo que detiene a un hijo de puta entre 4.000 energúmenos. Y no me hace cambiar de idea que los otros 36.000 no lo sean. ¿Que no se puede detener al pedazo de imbécil profundo? Pues todos los partidos de la temporada a puerta cerrada. Y con quien se pueda, si acaso se le localiza, castigo ejemplar. Aunque los imbéciles profundos no suelen aprender mucho...

¡Ah! Y una sanción para los dos vocazas de los presidentes no estaría nada mal. Son dueños de un puto equipo de fútbol, joder. ¡Un equipo de fútbol! Ya sé que el fútbol mueve millones y millones de € al año, pero no es más que un deporte, un entretenimiento... Y por cierto, prácticamente el único en que se producen estos... estas... Ni sé cómo llamarlo. ¿Por qué nadie tiene los santos huevos de hacer nada?

No sé, se empieza por poco. Como en la pasarela Cibeles, donde se empezó a pedir un mínimo de índice de masa corporal, que ya es algo, y ahora otras pasarelas, incluso internacionales, lo hacen también. Después vino la normalización de las tallas. Después, poco a poco, ciertos cuerpos no podrán desfilar por el asquito que dan... Bueno, pues ya es algo, por poco que sea.
¿No es éso, siguiendo el hilo de mis últimas entradas, mucho más políticamente correcto que dejar que todo siga igual?

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