viernes, 15 de junio de 2007

Esta vez en fotos.


No sólo los anuncios de televisión mueven las conciencias. He aquí dos ejemplos de una campaña anti-SIDA de las mejores que he visto nunca (de la misma fundación, francesa, que hizo los videos "Safer sex" que colgué hace poco.
Impresionantes fotos:



La mayoría de las veces no sabes con quién estás follando. Ni siquiera las parejas casadas tienen esa seguridad ya. Una cana al aire y adiós.
Pero con ninguna campaña nos concienciamos por nada. Ahí están las de la DGT, más cruentas cada año, más llamativas, las que a los que no conducimos nos hacen pensar que los conductores se dejan el cerebro en la acera al abrir la puerta del coche. Vale, es maniqueo. Es todo lo que querais, pero no nos entra en la cabeza que, para miles de personas al año, el coche es un ataud con ruedas:





Ya sé que no es lo mejor para empezar el fin de semana, pero quizá porque empieza el fin de semana es por lo que me ha dado este arrebato.
Mi novio murió en un accidente de coche cuando yo tenía 21 años. Quizá éso es lo que me marcó, por lo que le tengo tanto miedo a los coches. Él tenía 33, y dos niños pequeños. No iba bebido, no conducía rápido. Le dijo a los de la ambulancia que se le había ido la cabeza. Eran las 5 de la mañana y no había dormido. Desde luego, fue un error suyo. Siempre es un error tuyo. Evitad los errores, chic@s, que no quiero que me falte nadie más, nunca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joér, me acabo de enterar de lo de tu novio, y me siento fatal (y eso que fue hace mucho).
Todas las campañas a favor de la responsabilidad en las carreteras son pocas!!

MadRod dijo...

Bueno, una vez que han pasado tantos años terminas pensando que son cosas de la vida, que tú no eres especial, que todo éso que piensas "a mí no me va a pasar nunca" te puede pasar, tan fácilmente como a cualquier otro... Pero tampoco es para amargarse, en absoluto. Todo lo contrario. Quizá sirva para tener más fuerzas para afrontar las cosas, para vivir cada momento con unas ganas especiales de vivirlo, por muy tonto que sea.