sábado, 18 de agosto de 2007

Naturaleza muerta.

Todos nos preguntábamos unos a otros, al día siguiente, si lo habíamos notado. "Mi cama se movió", "a mí me despertó y todo", "luego yo noté réplicas", "uff, qué miedo, nunca había vivido un terremoto".
En Perú lo han vivido y notado mucho más. Se habla de cientos de muertos en algunas poblaciones. Y estos días, en el Caribe, el huracán o como se llame Dean, que ya ha destrozado pueblos en varias islas y se ha llevado a varias personas por delante con fuerza 2 ó 3. Y está creciendo en su camino hacia Mexico y Estados Unidos. Hoy ya tiene fuerza 4.
Cuando ocurren estas cosas es cuando te das cuenta de lo poco que nos sirve ser el animal más inteligente de este planeta, de lo débiles y pequeños que somos aunque creamos que nuestros hormigueros de 7 millones de hormiguitas son invencibles, irrompibles, tan bien pensados, de lo increíblemente idiotas que somos al no aprender, al tropezar dos, tres, cien veces con la misma piedra. Y es que cuando la piedra es tan grande, poco hay que hacer. La Naturaleza se autodestruye a sí misma: terremotos, inundaciones, huracanes, para dar paso a nueva Naturaleza con el devenir del tiempo. Pero cuando la naturaleza desatada encuentra en medio a nuestros hormigueros, los convierte en naturaleza muerta.

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