miércoles, 21 de mayo de 2008

Cartas.

La página web Dos Manzanas ha celebrado el "DICHO" (jejeje) con una jornada de "cartas abiertas" al homófobo.
Éste es uno de los ejemplos, el que creo que me ha gustado más. Una de esas conversaciones típicas entre los gays y sus amigos más heteroplanos:
Carta a un hetero mosqueado
Sí, ya sé que tú no eres para nada homófobo, que tú respetas a tope a los gays (de las lesbianas no debes de acordarte, pero seguro que también las respetas) y hasta tienes amigos gays y todo… “Lo que pasa”, me dices, “es que esto de ahora no es normal: por ejemplo, eso de que en todas las series de la tele salga un personaje homosexual… eso ya es obsesión. Es como si en todas las series tuviera que salir, por huevos, un jugador de golf, o un coleccionista de sellos, o qué se yo… Sería para mosquearse, ¿no?”
La verdad es que no en todas las series que se emiten ahora en televisión salen personajes homosexuales, ni mucho menos. En cambio, en prácticamente todas salen un montón de personajes heterosexuales. Matrimonios heterosexuales bien o mal avenidos, parejas heterosexuales en plena cena romántica en un restaurante de lujo, adolescentes heterosexuales que se enrollan con la mejor amiga de su novia (o con el mejor amigo de su novio, si son chicas) y hasta niños heterosexuales a los que ya ‘les hace tilín’ su compañera o compañero de clase… Pero esta exhibición incesante de heterosexualidad a ti no te parece en absoluto obsesiva, ni mosqueante. Eso es, simplemente, ‘lo normal’.
“Es que no es lo mismo”, te imagino protestando, “porque la inmensa mayoría de la gente es heterosexual.” La verdad es que no está claro qué porcentaje exacto de la gente es heterosexual, aunque seguramente es verdad que los heteros son mayoría. Pero, ¿verdad que nunca se te ha ocurrido pensar que los heterosexuales pudieran estar sobrerrepresentados en las series de televisión? Pues así ha sido, sin duda alguna, hasta hace nada, y muy probablemente así sigue siendo hoy, por más que ahora haya algunas series en las que sale algún personaje homosexual.
Imagínate que fuera al revés: que prácticamente sólo hubiera personajes homosexuales en las películas y en las series de televisión. Que cuando te apeteciese ver una película de terror, ésta tratara de un grupito de incautos adolescentes gais, con las hormonas en ebullición, aislados en una cabaña en medio del bosque y amenazados por un asesino psicópata; que cambiaras de opinión y fueses a ver una comedia romántica y al final –después de que el argumento hubiese dado mil vueltas a lo complicadas que son las relaciones entre las personas– la chica protagonista atravesase a pie, corriendo, un Manhattan nevado para quedarse con la que, por fin lo había entendido, era la chica de su vida; que, ya en casa, te pusieses a ver una serie de acción en la que el musculoso y bigotudo protagonista y su joven y guapito compañero dedicasen a lanzarse pullas y tontear descaradamente al mismo tiempo todos los minutos que les dejase libres la persecución de los malos; que cambiaras de canal y te saliese una serie familiar en la que se contara lo mal que se llevaban dos matrimonios vecinos, uno de gais ricos y refinados y el otro de lesbianas más populares, y luego resultara que la pija de la niña de los primeros se enrollaba con la macarrilla de la hija de las segundas y se armaba la gorda… y así siempre, día tras día tras día; y si alguna vez, muy excepcionalmente, salía algún hetero en las películas o series, sería para quedar como un tipo ridículo (como en las infames películas españolas de los 60, con esos ‘heteruzos’ estereotipados hasta lo indecible) y/o perverso (como el asesino psicópata de las pelis de terror). Imagínate que esto hubiera sido así desde siempre, toda tu vida desde que eras pequeño, y que aún hoy fuera así en la mayoría de series y películas, y sólo recientemente las cosas hubieran empezado a cambiar en algunas de ellas. E imagínate, también, cómo te sentirías cuando alguien te dijera que esa moda de ahora de sacar a tanto hetero en la tele no era normal, que eso ya era obsesión… “Eso sí”, añadiría entonces ese alguien, “yo no soy para nada heterófobo, hasta tengo amigos heteros, fíjate…”
Nemo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sencillamente genial.

Mira que he oído veces eso de "si yo no tengo nada contra los gays, pero joer, es que esto ya no es normal" ... y siguen con lo de "cada uno en su casa que haga lo que quiera, pero porqué tienen que restregárselo al resto del mundo" ... "si a mí me parece bien, mientras no los vea" ...

Y cosas así ...

:-(

Por eso no me he decidido todavía a mostrarme tal cual. Mi espíritu combativo es inconstante y a veces no me veo con fuerzas de luchar ... en fin, que desvarío ...

... que me ha molado la carta.

Besicos.

MadRod dijo...

Bueno, yo ya no me lo planteo como una lucha, sino como mi mismidad misma. Si sale el tema, pues sale, si no sale, pues no sale, igual que pasa con los heteros, los bi, los trans, los zoofílicos, los s/m... No es que sea parte de mi vida privada, es que la gente no lleva ciertas cosas escritas en la frente.
Ya me desahogo en las fiestas del Orgullo. Igual que los heteros se desahogan los fines de semana, o en sus locales de ligue, que anda que no tienen... que es otra cosa que me jode, que resulta que nosotros tenemos un ghetto de locales y sitios de ligue, y ellos no, no te jode. No, claro, no es un ghetto porque el el 95% de locales en Madrid, pero no deja de ser exactamente lo mismo!!