TERROR

Quizá debería preguntarte tu verdadero nombre
y quizá me respondieras: “Luz”.
He estado esperando el amanecer
desde el amanecer de mis días
y mis ojos sólo han visto
el temor y la deshonra, las tinieblas y la confusión.

Se fue apagando la trama de algodón
de las nubes de mi cama,
soñando con el amanecer
que no me despertaba.
Eran sombras en la pared, quizá:
“¿Por qué no duermes?
Cariño, descansa…”

Fue ardiendo la palidez de acero
del arpa de mis latidos.
quizá cantaban mis labios,
o quizá fueron las sirenas las que me llevaron
hasta la brecha del fin del mundo.
Quizá tenía que pagar por algo que soñé.

Se fueron matizando las transparencias de roca
de las pupilas de mi negrura.
Hube de aprovechar cada minuto,
pues todos y cada uno me ofrecían nuevos amaneceres.
Quizá cada amanecer nacía una sirena.
Y yo, esperando tras el acero.

He estado entreviendo amaneceres
desde el ocaso de mi inocencia
y mis ojos sólo han visto
la soledad y los murmullos,
la incomprensión y la maldad.
Quizá debería preguntarte tu verdadero nombre,
y quizá me respondieras, Amor.

® LA RODERIKA BOOKS, 7 de Septiembre de 2.001