Cosas para mirarlas fijamente.

- La lavadora en marcha.
- Un disco de vinilo dando vueltas (con los cascos puestos, a ser posible)
- Cualquier fuego: chimenea, fogata, GasMadrid, una vela, una cerilla...
- Un obrero cachas y velludo del estilo Ralf König. Ahora entiendo a los jubilados...
- El mar, por supuesto.
- Una cinta de cassete (también con cascos, claro)
- Partes del cuerpo de las personas que no tapa la ropa (ya sabeis: el tobillo o los gemelos, el cuello, el vello que sobresale de la manga o el cuello de la camisa, las manos, las orejas, los dedos de los pies o los pies enteros con calzado abierto...)
- Cualquier cosa que se pueda llenar de agua mientras se llena de agua (la bañera, el cubo de fregar, una botella..., en el caso de las bañeras, hasta me sofroniza, oiga)
- Las gilipolleces éstas de aceite o mercurio que se mueven muyyyy despacio.
- Los leds de cualquier aparato musical funcionando. Mucho mejor si son los del ecualizador y tiene 10 ó 12 bandas diferentes.
- Desde arriba, una boca de metro en hora punta.
- La sierra cuando está nevada.
- Mi madre haciendo rosquillos.
- La colada colgada cuando hace viento.
- Un gato haciendo sus abluciones.
- Algunos carteles luminosos que de vez en cuando me llevan casi a la autohipnosis.
- Una mancha de dentífrico en el espejo del lavabo cuando me levanto 3 horas antes de lo normal.
- Un lunar, en cualquier sitio del cuerpo. Puedo llegar a la mala educación si el lunar está en la esclerótica.
- El humo de un cigarro en un cenicero.
- Últimamente, el maquillaje y las uñas de tooodas.
- Sentado en un banco, el suelo.
- Los hombres con melena larga y rubia.

Supongo que me abstraigo bastante, y podría seguir diciendo cosas durante horas y horas. Pero en ocasiones pensar en hombres de melena larga y rubia me bloquea. Digamos que entonces el punto focal puede ser cualquier cosa, incluso puede perderse, emborronarse, pasar a ser... el aire que me rodea.