La soledad.

Vamos a ver: ¿qué nos ha dado a todos con la soledad?
De repente todos los blogs que visito tienen anotaciones o entradas dedicadas al tema. Haría una larga disertación a propósito de ello, pero ya no, mira tú por dónde. Sólo copio y pego las del Flickr:

Disertación 1: A veces me pregunto, sentado ante la pantalla, cómo es posible pasar tanto tiempo solo, cómo es posible que siendo un tío tan cojonudo como soy siga viviendo solo después de tanto tiempo, cómo es posible aguantar tanto tiempo así y, siendo como soy, no volverme loco.
Echo de menos estar en pareja, pero la verdad es que en los últimos 9 años he estado emparejado sólo alrededor de 9 meses. No sé si en realidad es un síntoma de que no estoy hecho para ello o es que tengo una mala suerte del copón. Aunque la mayoría de la gente opina que soy muy exigente.
Qué coño, merezco algo bueno. Muy bueno.

Disertación 2: Mi error localizado es que suelo querer a ciegas y con la esperanza de que lo poco que veo que no me gusta cambie sólo porque amo (...) Y por cierto, cerrarse puertas a uno mismo es la mejor manera de que alguien las rompa a hachazos desde fuera. Al menos desde mi experiencia y por lo que veo a mi alrededor.

Disertación 3: (...) Y no, estar sin pareja no es estar solo. Y a veces estar con pareja no es dejar de estar solo. Lo único que quería explicar es que hay gente -como yo- que por muy bien que tenga amueblada la cabeza, por mucho que se conozca y se quiera a sí misma, por muy madura que sea, bla bla bla, a veces echa de menos amar a alguien. Es así de sencillo, jo. No quería entrar en tantas disquisiciones sobre si la pareja ésto o la soledad aquello. Es tan simple como que después de 10 años prácticamente solo -sentimentalmente hablando- necesito darle a alguien que se lo merezca todo lo que tengo que dar. Dármelo a mí mismo ya no me lleva a ningún sitio más.

Cada cual tiene su olla y guisa el cocido a su manera. Pero no deja de ser cocido, oiga. Es evidente que el mundo blogueril se está expandiendo tanto como en su momento se expandió Internet, y está llegando a límites insospechados para los propios blogueros, algunos de los cuales en la vida habían soltado semejantes speeches ni habían cavilado de tal forma.
El caso es que últimamente hasta se me han rizado las pestañas de tanto leer sobre la soledad. Y sin líquido de permanente, tú. ¿No sería mucho mejor que escribiéramos menos y nos relacionáramos más?

PD: Vale, sí, sé que no predico con el ejemplo, precisamente, pero dejad que me acople a mí mismo, demonios, que de vez en cuando hasta yo tengo derecho a desenchufarme una temporada.