domingo, 4 de noviembre de 2007

Miradas.

Esta mañana, al quedarme solito después de la vuelta por el Rastro del domingo, he dado un paseo tranquilo, lento.
Al principio he pensado que se me había quedado un trozo de patata frita en los labios o que tenía algo extraño en la cara, porque me sentía observado. Sí, todos habeis tenido uno de esos días en que os parece que todo el mundo os observa, ¿verdad?
Bueno, pues hoy me he dado cuenta de que no, que es al revés: era yo quien observaba. Por lo general, la gente mira fijamente a la otra gente, hasta que se dan cuenta de que éstos se han dado cuenta. Entonces corrigen rápidamente, miran a otra parte, siguen hablando con quien estaban hablando, hacen como que hacían algo. Pero te estaban mirando, igual que tú les miras a ellos. Y advierten cosas, igual que tú las adviertes.
Me he sentado un rato en una terraza de La Latina. Y después, otro rato en un banco de Tirso de Molina, y he observado.
He visto las miradas despreocupadas, curiosas, alegres, de los que buscan algo barato entre los puestos.
He visto la mirada de un niño aterrorizado, escondida tras la pierna de su padre, que estaba hablando con alguien que llevaba un perro enorme. Un mastín, creo, con lo bonachones que son.
He visto la mirada entre desesperada y enfadada de una mujer que esperaba en la boca de Metro y se comía el reloj con los ojos cada 30 segundos.
He visto la mirada desesperada de una chica pasar casi corriendo, hablando por un móvil, y llorando un poquito mientras gritaba algo que se ha comido el ruido de la calle.
He visto a una mujer viejecita, viejecita, sentada en el banco de enfrente, que miraba a ninguna parte, sin tristeza aparente pero sin alegría visible de ningún tipo. Ni en los ojos, ni en ninguna parte de su cuerpo. Todo su cuerpo miraba a ninguna parte.
He visto las miradas de una pareja que se estaba haciendo carantoñas de pie, apoyados en los muretes de la plaza nueva. Se miraban con algo especial, supongo que amor, sobre todo ella. Él miraba de vez en cuando algo más abajo, y se le escapaba por los ojos un pelín de deseo.
He visto la mirada aburrida de una de las vendedoras de flores de Tirso. Aburrida, pero aburrida. Quizá porque los domingos en esa plaza casi todos van pensando en cualquier cosa menos en flores. También he visto cambiar su mirada cuando alguien le ha preguntado un precio. Entre amabilidad y cansancio.
He visto la mirada torcida del camarero que me atendía cuando alguien le ha dicho que las patatas bravas estaban frías. No le ha dado tiempo a que fuera de desprecio, pero casi, casi.
He visto la mirada de alegría y emoción de una mujer que, al salir del Metro, ha abrazado a la de la mirada devoradora de relojes.
He visto la mirada enfurecida de un pive que se ha rallado el coche con uno de esos zupos que ahora hay a millones en Madrid, de los que pone el Ayuntamiento para no aparcar. También éste ha gritado, y aunque no le he oído, se le ha entendido perfectamente.
He visto la mirada entre interesada y amuermada de un tipo leyendo el periódico con una caña en la mesa.
He visto la mirada indignada de otro mientras comentaba con una mujer una noticia del mismo periódico, al otro lado de la terraza.
He visto la mirada risueña del grupito que estaba sentado en la mesa de al lado, contándose quién sabe qué, pero muy gracioso.
He visto un montón de miradas, supongo que incluso más de las que hablo, sin darme cuenta, o sin recordarlas ahora. Lo único que he hecho es observar. Y estoy seguro de que decenas de personas han visto a un tío solo, ahí, sentado, con una mirada escrutadora, curiosa, seria, y se han preguntado qué estaría mirando tan fijamente...

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso, en serio, cada día me gusta más tu blog, rebosa humanidad y eso es algo en peligro de extinción.

Isi dijo...

Y mientras todo eso pasaba, yo durmiendo...cachis! la de tiempo que pierdo en dormir, eh?

A mi una vez me pasó eso que dices de que todo el mundo te mira...Y sí, me miraban...pero no porque ese día me hubiese levantado con el guapo subido,no...era porque llevaba pasta de dientes en los labios.

Siempre hay un por qué.

P.D: A mi también me gusta observar a la gente y me imagino sus vidas. Gracias a eso, me he dado cuenta de que tengo una imaginación de la leche.

MadRod dijo...

Muchas gracias, querido Anónimo ;) es un lujazo que te digan estas cosas!
Isi, amorl, no siempre te miran porque lleves un cogorcio en la jeta, que yo sé de buena tinta que muchos te miran por lo guapa que eres!
Y sí, recuerdo cuando iba al instituto: los fines de semana me sentaba unos ratos con mi amigo Nacho a fumar en un banco (lejos de casa, para que papá y mamá no nos vieran fumar) y despellejábamos a todo el que pasaba. Normalmente nos íbamos, compungidos, después de un rato, tras el que no teníamos más remedio que decirnos a nosotros mismos: "Qué malvados somos, nos reímos de la gente"...

Rakel dijo...

¡Que bonita entrada!

Observo... me gusta observar. Quizá por eso deje de llevar libro en el metro. Quizás por eso soy tan despistada. No se...

Besos!!!

(Mira que horas!)

Anónimo dijo...

Comparto la opinión de los demás. (No soy nada original). Me ha gustado mucho esta entrada. A mi por ejemplo me gusta mirar a donde se dirigen las otras miradas indiscretas de los otros. Imagino pensamientos obscenos, divertidos, tristes, indifentes...Enhorabuena y no cambies

MadRod dijo...

Rakel: comparto tus hobbies nocturnos... y tus horas :)
Deberíamos observarnos todos un poquito más, ¿verdad? Que no nos diera tanta vergüenza que los demás vean o adivinen lo que va por dentro a través de lo que se transparenta por fuera. Quizás así el mundo iría un poquito mejor. Si tan sólo fuéramos capaces de esbozar una sonrisa cuando alguien nos mira en lugar de fruncir el ceño o mirar a otro lado...
Y sí, Klimmito, hay varios mundos en cada par de ojos. E intentaré no cambiar. O si lo hago, que sea para bien. ¡Para mejor! XD

Libra dijo...

Pues yo ese día, y a esa hora, tenía frente a mí los ojos más "bonicos" que he visto. Y qué gusto da mirarlos cuando te despiertas a su lado, coñe!

MadRod dijo...

Vale, venga, ahora los ex-solteros a darme envidia... ¡Ayns!

Isi dijo...

¡Que bonito comentario el de Libra! joooo! yo quiero!!! (jejeje).

Nene, a mi también me da envidia y tengo popio...

XXX

Jose dijo...

A mi no me gustan que me miren y mucho menos que me digan nada de mis ojos. Que cruz.

MadRod dijo...

Isi: japía, más quisieran muchos...
Jose: dios le dan pan a quien no tiene dientes... o no, cómo es ésto. Ya: la suerte de la fea la guapa la desea. No... ayns! Demonios, demasiado refranero pa mi corto cerebro!

Jose dijo...

Yo solo deseo a Mark Ruffalo. Ni suerte ni dientes ni na.

MadRod dijo...

JUAJJAJAJ! Ha dicho.