Para aquellos que piensan que últimamente no hago nada... oyes, jo, ¡que mi horario de oficinista no me impide tener una vida!
Y para demostrarlo, he aquí las fotos que he hecho hoy, durante la visita -no guiada, de hecho, está prohibido hacer fotos, ayns- al Cementerio de Canillejas. Porque Canillejas antes, hace mucho, era un pueblo, y como tal, tiene su propio cementerio, con algún que otro enterrado en el siglo XIX.
La primera, en la frente. Justo antes de entrar, leo ésto pegado en el muro sagrado:
Luego dirán que hay que dejar descansar a los muertos, pero no les dejan, eh, no les dejan.
Pero bueno, yo iba a lo mío, así que aquí teneis lo más típico:
"Aquí yacen Fulanito de tal (fallecido en 1942) y Menganito de Cual (fallecido en el 44, si no recuerdo mal). Vuestra familia no os olvida".
Y como podreis ver, es completamente cierto que no les olvidan. 6 décadas después, tienen 5 ramos de flores...
Y aquí un arbolito bien alimentado. Abono 100% natural, oiga.
Éste, por muy bien alimentado que esté, se ve que es un árbol de cementerio. Ni con sus ramas puede, de la tristeza...
Y ahora la sección de nombres curiosos:
1/ Un señor alegórico. Que le den la paz al puñetero cura, no te digo... Con lo bien que estaba yo vivito y coleando.
2/ Otro nombre curioso: Martínez Remartínez. Vamos, que hasta los tataratatarabuelos debían tener el dichoso apellido duplicado...
3/ Ésta, evidentemente, fue la inventora de la hoja de afeitar.
Y aquí debe disfrutar del sueño eterno la Señora Viuda de Mahou.
Ésta hasta me ha dao penica, játetúloquetedigo. ¿Un padre y su hijo? Las losas, a base de décadas, estaban borradas. Y si Garzón quiere memoria histórica, aquí tiene un buen ejemplo...
"D. Tal, D. Cual y D. Quéséyo, vilmente asesinados por los rojos de Canillejas el 30 de Abril de 1.936"...
Vamos, que de todo hubo, ya lo sabemos. Ojalá algún día dejáramos de haberlo...
A esta pobre familia no le quedan ni las letras. Claro, robar las de mármol es harto dificultoso, pero tener una plaquita en tu puerta con tu nombre escrito con letras de cementerio debe ser un placer inenarrable para algún que otro
gótico.
Con la Iglesia hemos topao. O más bien, se nos ha caído encima. Y ésto te pasa cuando la Iglesia te cae encima con todo su peso: ni una losa de mármol aguanta, tú.
Y para finalizar, la cruda realidad... así, sin más...
Vamos, que me lo he pasado bomba... Para que luego digan que no hay cosas que ver, tú. Lo que hay que hacer es mirar un poco más.