Confusiones.

Todo empezó cuando me harté de que todo el mundo me confundiera con mi padre. Mal estaba que cuando era niño, por teléfono todo el mundo me confundiera con mi madre, pero después, que lo hicieran con él, con quien no me llevaba nada bien, me revenía bastante. Y no sólo éso: es que además mi padre se adoraba a sí mismo, y no contento con ponerme su nombre a mí, también se lo había puesto a mi hermana, María Luisa. Ecoutez et repetez. Ayquépesadoquépesado. Pero es que además el nombre no me gustaba en absoluto. Así que pasé de llamarme simplemente Luis a ser Luis Rodrigo para siempre. Sólo Rodrigo para los amigos. Aunque aún soporté el puto Luis durante mucho tiempo. Porque claro, mi jefa no era mi amiga, sino mi jefa. Y como ella se llamaba Luisa, pues yo era Luis, que para éso era mi primer nombre y el que seguía figurando en el carnet y claro, en el contrato de trabajo. Y tampoco os creáis que con los amigos lo oigo mucho. Casi todo el mundo me llama Rodri (salvo un par de excepciones que me llaman Luisete, nominativo que no me disgusta en absoluto), e incluso algunos me llamaban Ro. Y muchos usan el sajón Rod. Lo que no soporto (y si me llaman así sólo respondo alzando la ceja) es que me llamen Rody. Aks.

Y sin embargo, aún no he sido capaz de ir al Registro Civil y cambiarlo. Y mira que he tenido tiempo. Pura vaguería, todo llegará.

Pero bueno, son 20 años de llamarme Rodrigo y ahora hay veces en que si me llaman Luis no respondo. No porque no quiera, sino porque ya no me identifico.
Luego fue mi nick de internet. Aunque parezca mentira, sigo usando el mismo nick que usaba hace 15 años, cuando empecé a entrar en páginas que pedían nicks y en chats. Como por aquel entonces no había muchos españoles que entraran en los chats gays (que en esos días eran internacionales, nada de irc hispano ni otras pollas nacionales) quise identificarme no sólo conmigo mismo, sino también con mi ciudad, así que no me costó mucho bautizarme virtualmente: había nacido MadRod. Por Madrid, así de simple, mezclándolo con el Rod de Rodrigo. Pero ésto también provocó más de una confusión en Internet. Hay que tener en cuenta que en los primeros chats en los que entraba se hablaba en inglés. Y MadRod en inglés significa, aunque no literalmente... polla loca.

Ejem.

Jo, no había caído, leñe. Para mí rod significaba vara, palo o caña o algo así. No polla. Vale que lo de mad sabía perfectamente lo que era, pero palo loco no tenía sentido, así que yo estaba tan contento. Cuando muchos empezaron a entrarme de ciertas maneras me mosqueé y un americano salidillo de Louisville me aclaró la confusión del término. Pero que le den. Ya me gustaba mucho mi nick, y me quedé con él, qué demonios. Y además, mucho peor queda el MadRid de la Espe... (y ésto sí que es literal: deshacerse del loco... Está visto que esta mujer tiene la negra con la propaganda. Y es que... Espejo de lo que somos)

Bueno, así que ya sabeis que no sólo los Dicks tienen un nombre endemoniado en inglés. Los Rods también...

Luego llegó la confusión de mi gato. Fue un regalo de Joaquín, mi ex, que sabía que me moría por tener uno. Cuando me dijo que tenía uno, me entregué al frenesí de buscarle nombre. En ese momento se había puesto de moda ponerle a los perros el nombre de tu hermano gilipollas o de tu jefe o algo así (Lolo, Manu, Pepe...). Así que se me ocurrió que mi gata se llamaría Paquita. No porque conociera a nadie con ese nombre, sino porque me hacía gracia. Pero ah!migo, el bichín llegó a casa y no podía llamarse Paquita. Bueno, leñe, pues Paco. Jajaj, me encanta, ¡Paco! Pero mi es tenía un hermano que murió que se llamaba Paco, y no le hacía ninguna gracia. Así que, como cuando llegó aquella preciosidad era una alfombrita chiquitina blanca y reluciente con un lacito rojo en el cuello, se me ocurrió llamarle Paquete. Porque lo era, era un paquetito adorable. Ya pondré alguna foto cuando se las robe a Joaquín, que las tiene todas.

Joder, y más confusiones. Cuando le decía a la gente que mi gato se llamaba Paquete me miraban con esos ojos. Sí, como cuando dices en voz alta cómo te gustó comerte la última polla. Porque claro, un paquete, señores, es lo que es. Un paquetazo. Unos vaqueros bien rellenos. Una cremallera que estalla. Éso en lo que nos fijamos todos al conocer a un chulazo nuevo.

También me dio igual. Mi Paquete era mi Paquete, y con ese nombre se quedó.

¡A la mierda! Será por ésto que decidí no tener hijos...