El Foro Andaluz de la Familia pide la retirada de una representación de Leo Bassi.
Ya sabemos cómo es el calvo éste, que se mete hasta con su propia madre. Pero he aquí que el tema tiene doblez: si en lugar de fustigar a la iglesia católica y mofarse de sus "seguidores" se dedicara a fustigar a los homosexuales y mofarse de sus vidas, ¿reaccionaríamos igual?
Por supuesto, el foro de la familia no diría ni mu. Irían a ver la obra encantados de la vida, igual que yo iría a ver la actual. Pero los grupos de defensa de los derechos humanos, los activistas gays, pondrían el grito en el cielo, y muy probablemente conseguirían hacer que el montaje no subiera a escena.
No sé cuál es la diferencia. No sé dónde ha de terminar la tolerancia y comenzar el respeto. El caso es que todos estamos aquí, todos somos personas, con nuestros derechos y deberes. Y entre los derechos de todos está uno de los más controvertidos, por inviolable: la libertad de expresión. ¿Hasta qué punto se puede considerar denigrante una obra de ficción? ¿Cómo puede ser que a unos grupos se les denigre porque están de moda -lease a nosotros, los gays- y a otro no porque está de capa caída -lease ellos, los católicos, o cristianos, o creyentes-? Supongo que la cuestión es que si eres gay ERES y si eres católico o cristiano, sólo CREES.
La directora general de Fomento y Promoción Cultural de la Junta de Andalucía, Guadalupe Ruiz, considera que "no es competencia de la Consejería de Cultura realizar labores de censura respecto a obras representadas en el ámbito de la Comunidad Autónoma, ni se entiende oportuno inmiscuirse en la programación presentada en espacios escénicos no gestionados por la misma", y recordó que "la Constitución española reconoce y protege los derechos de cualquier ciudadano a expresar y difundir libremente sus pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; a la producción y creación literaria, artística, científica y técnica así como a la libertad de cátedra". Aún más, "se explicita que el ejercicio de este derecho no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa" y continúa, señalando, en la misiva de respuesta al Foro Andaluz de la Familia, que "se trata de la misma Constitución que unos artículos más arriba garantiza y protege la libertad de los ciudadanos para poner en práctica los principios religiosos que consideren oportunos". (Europa Press)
Por supuesto, estoy en contra de que retiren una obra de teatro o cualquier otro tipo de expresión artística porque un cierto grupo de personas puedan sentirse ofendidas por ella, de hecho, para éso existen las taquillas, para que pasen por ellas quienes quieran disfrutar de un espectáculo. Pero más que nada es que hace mucho que no se estrena nada que denigre a quien ES. Éso, desde luego, ya no vende, y además te cierran el tenderete a la de tres.
Y si no, que se lo digan a Paulina Rubio -tan amiga ella de los gays famosos, tan amante de sus fans gays-, que demandó a un programa de televisión donde se la tildó de lesbiana. La jueza desestimó la querella por considerar que "la condición de homosexual de una persona en la actualidad no debe ser entendida como deshonrosa". Pobre Pau, a partir de ahora tendrá que aguantar que digan de ella que es lesbiana. Después de que media televisión de este país ha salido del armario, ¿a quién coño le importa?
Ya sabemos cómo es el calvo éste, que se mete hasta con su propia madre. Pero he aquí que el tema tiene doblez: si en lugar de fustigar a la iglesia católica y mofarse de sus "seguidores" se dedicara a fustigar a los homosexuales y mofarse de sus vidas, ¿reaccionaríamos igual?
Por supuesto, el foro de la familia no diría ni mu. Irían a ver la obra encantados de la vida, igual que yo iría a ver la actual. Pero los grupos de defensa de los derechos humanos, los activistas gays, pondrían el grito en el cielo, y muy probablemente conseguirían hacer que el montaje no subiera a escena.
No sé cuál es la diferencia. No sé dónde ha de terminar la tolerancia y comenzar el respeto. El caso es que todos estamos aquí, todos somos personas, con nuestros derechos y deberes. Y entre los derechos de todos está uno de los más controvertidos, por inviolable: la libertad de expresión. ¿Hasta qué punto se puede considerar denigrante una obra de ficción? ¿Cómo puede ser que a unos grupos se les denigre porque están de moda -lease a nosotros, los gays- y a otro no porque está de capa caída -lease ellos, los católicos, o cristianos, o creyentes-? Supongo que la cuestión es que si eres gay ERES y si eres católico o cristiano, sólo CREES.
La directora general de Fomento y Promoción Cultural de la Junta de Andalucía, Guadalupe Ruiz, considera que "no es competencia de la Consejería de Cultura realizar labores de censura respecto a obras representadas en el ámbito de la Comunidad Autónoma, ni se entiende oportuno inmiscuirse en la programación presentada en espacios escénicos no gestionados por la misma", y recordó que "la Constitución española reconoce y protege los derechos de cualquier ciudadano a expresar y difundir libremente sus pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; a la producción y creación literaria, artística, científica y técnica así como a la libertad de cátedra". Aún más, "se explicita que el ejercicio de este derecho no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa" y continúa, señalando, en la misiva de respuesta al Foro Andaluz de la Familia, que "se trata de la misma Constitución que unos artículos más arriba garantiza y protege la libertad de los ciudadanos para poner en práctica los principios religiosos que consideren oportunos". (Europa Press)
Por supuesto, estoy en contra de que retiren una obra de teatro o cualquier otro tipo de expresión artística porque un cierto grupo de personas puedan sentirse ofendidas por ella, de hecho, para éso existen las taquillas, para que pasen por ellas quienes quieran disfrutar de un espectáculo. Pero más que nada es que hace mucho que no se estrena nada que denigre a quien ES. Éso, desde luego, ya no vende, y además te cierran el tenderete a la de tres.
Y si no, que se lo digan a Paulina Rubio -tan amiga ella de los gays famosos, tan amante de sus fans gays-, que demandó a un programa de televisión donde se la tildó de lesbiana. La jueza desestimó la querella por considerar que "la condición de homosexual de una persona en la actualidad no debe ser entendida como deshonrosa". Pobre Pau, a partir de ahora tendrá que aguantar que digan de ella que es lesbiana. Después de que media televisión de este país ha salido del armario, ¿a quién coño le importa?
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