Qué ignorancia la del fauno
que se duerme tras la orgía
y se pierde el resto del día
tras ver el amanecer.
Qué estupidez supina,
creer que ha disfrutado
sin saber que allí, a su lado,
está durmiendo la luna.
Qué frenéticos los besos
de la sirena sobre la espuma,
que no ve que es más profunda
la mar que un cuerpo inflamado.
Qué lejos la cercanía
de escamas que son tan suaves,
ceguera de espuma infame
no le deja ver el sol.
Qué grande la tontería
del niño con sus juguetes,
su egoísmo no comprende
que la diversión se comparte.
Qué pena, jugando solo
en un rincón escondido;
qué crecer disminuido
del sentimiento de amar.
Han llegado el egoísmo,
la ceguera, y el miedo;
los ojos sólo se abren,
no ven mucho más allá.
Ay, qué pérdida de sueños,
de tiempo y de sentido;
qué tarde se aprende todo,
qué tarde se aprende a amar.
© LA RODERIKA BOOKS / SEPTIEMBRE 1.994
3 comentarios:
Supongo que lo has escrito tu... Si tuviera, me quitaría el sombrero.
Preciosa...
Un besote!
Opino lo mismo que Rakel...es muy bonito esto que has escrito. Tienes un Don, porque aún recuerdo como se me saltaron las lagrimas cuando me escribiste esos dos poemas, que eran preciosos y con mucho sentimiento y ¡tan reales!. Uf! los pelos como escarpias!
Besotes cacho guapo!
Pues gracias miles! Me encanta que guste lo que escribo.
Publicar un comentario