La Asociación Americana de la Familia (asociación, foro... da igual) ha lanzado un boicot a la compañía Ford por anunciarse ésta en prensa gay. (Ford tiene todo el derecho de dar cientos de miles de dólares a grupos que promocionan el matrimonio homosexual, pero aquellos que se oponen al matrimonio homosexual tienen todo el derecho a no comprar autos fabricados por Ford). Se habla de pérdidas de la marca de hasta 10 millones de euros causadas por esta campaña.
Dejaron de anunciar sus marcas de lujo -Jaguar y LandRover- en estas publicaciones, pero volvieron a anunciarse en ellas debido a la presión que ejercieron diversos grupos de defensa de los derechos de los homosexuales que entendían que la marca se había dejado chantajear por la AAF. Finalmente, aunque Ford sigue anunciándose en prensa gay, este año no han sido patrocinadores, como otros, de los premios de la GLAAD (Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación), que en esta ocasión han premiado, entre otros, a Jennifer Anniston, Anatomía de Grey, Betty la Fea, Pequeña Miss Sunshine, así hasta 42 apartados.
Y bien, ahora viene la cuestión real: ¿hasta qué punto están obligados empresas o particulares a dar su apoyo a un colectivo, cuando este apoyo lo único que les reporta es pérdidas o mala imagen? Por supuesto que me parece fantástico que den su apoyo, pero también me parece de lo más lógico que no se pronuncien. Cualquiera haría lo mismo si lo que está en juego es su cartilla de ahorros. Vamos, digo yo. Es de agradecer la valentía en este tipo de cuestiones; es más, esta valentía se suele premiar, pero las minorías nunca tienen tanta fuerza como para que este apoyo no represente sino un buen hacer que, aparte de utópico, nunca se puede exigir. En este aspecto, me da la impresión de que los lobbies homosexuales son tan chantajistas como los foros y asociaciones (no dejan de ser... lobbies) basadas en las fobias al prójimo.
Dejaron de anunciar sus marcas de lujo -Jaguar y LandRover- en estas publicaciones, pero volvieron a anunciarse en ellas debido a la presión que ejercieron diversos grupos de defensa de los derechos de los homosexuales que entendían que la marca se había dejado chantajear por la AAF. Finalmente, aunque Ford sigue anunciándose en prensa gay, este año no han sido patrocinadores, como otros, de los premios de la GLAAD (Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación), que en esta ocasión han premiado, entre otros, a Jennifer Anniston, Anatomía de Grey, Betty la Fea, Pequeña Miss Sunshine, así hasta 42 apartados.
Y bien, ahora viene la cuestión real: ¿hasta qué punto están obligados empresas o particulares a dar su apoyo a un colectivo, cuando este apoyo lo único que les reporta es pérdidas o mala imagen? Por supuesto que me parece fantástico que den su apoyo, pero también me parece de lo más lógico que no se pronuncien. Cualquiera haría lo mismo si lo que está en juego es su cartilla de ahorros. Vamos, digo yo. Es de agradecer la valentía en este tipo de cuestiones; es más, esta valentía se suele premiar, pero las minorías nunca tienen tanta fuerza como para que este apoyo no represente sino un buen hacer que, aparte de utópico, nunca se puede exigir. En este aspecto, me da la impresión de que los lobbies homosexuales son tan chantajistas como los foros y asociaciones (no dejan de ser... lobbies) basadas en las fobias al prójimo.
2 comentarios:
No me gusta nada tu comparación de Lobbies, Ford publicaba sus anuncios en prensa gay sin dudas sobre su imagen o ganancias hasta el chantaje del "Foro de la Family"
Sí, pero las empresas son libres de incluir su publicidad en la prensa que le dé la gana. Imagina que se tratara de publicidad en El País y en lugar del Foro de la Familia se tratara del grupo Vocento. No deja de ser un chantaje, pero en el momento en que la empresa retirara su publicidad de El País, todos sus lectores lo sabrían de inmediato, y actuarían en consecuencia. Así somos los humanos: creemos que todo es un toma y daca, cuando hay cosas que, simplemente, están ahí. Y por supuesto, no tenían duda ninguna: una cosa es que publiquen anuncios en GayTimes y los heteros ni se enteren porque ni saben que existe esa revista, y otra muy diferente es que les digan que no sólo existe tal publicación, sino que una de las empresas favoritas del hetero más recalcitrante se publicita en ella. Pero también hay que reconocer que Ford, a los grupos de presión o de apoyo gay, podría haberles respondido tranquilamente: yo me publicito donde me da la gana, ¿quién eres tú para decirme dónde y por qué? Vamos, digo yo.
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