lunes, 21 de noviembre de 2011

20N

No creo que haya mucho estudio que hacer. Pero desde luego, puedo exponer mi punto de vista sin limitarme a los pocos caracteres que permiten Twitter o Facebook.
El Pueblo ha hablado. Es lo que dicen hoy los periódicos. Como si 10 millones de personas de entre los 35 millones que podían votar y 45 millones en general de españoles significaran que ningún partido tiene derecho a una mayoría absoluta.
Otra vez mayoría absoluta. No me da miedo; no me van a detener por ser maricón, no van a empeorar mi situación (al menos la puntual, ¿qué hay peor, laboralmente, que estar en el paro sin cobrar, y habiendo recibido 4 llamadas en 9 meses?). Pero el absoluto es algo incontrolable, desolador incluso para quien lo entiende o lo quiere. Absoluto es el infinito, algo que ni las matemáticas, por falta de palabras, pueden definir de manera que nuestra pequeña mente lo entienda. Absoluto es el Universo, algo que entendemos aún menos que lo infinito. Tenemos una idea del marco, pero no lo vemos. Tenemos la visión de una parte mínima, nanométrica, pero no seríamos capaces ni de ver ni de asimilar el todo.
De lo absoluto viene el Absolutismo. El hacer sin necesidad de preguntarle nada a quien le estamos haciendo. El poder universal, del que vemos una parte mínima, nanométrica, pero que no somos capaces ni de ver ni de asimilar el todo.
Pero bueno, así somos los españoles. Hemos tenido una Historia cercana que nos impide, que aún nos coarta, incluso cuando más de la mitad de la población no la ha vivido. No tenemos cultura política, ni mucho menos intención de tenerla, que es lo que más me molesta y me asusta. Ni siquiera votamos por instinto, porque nos parezca que este o aquel son verdaderamente mejores. Votamos por causalidad, embebidos por una dualidad que nos proporciona nuestra falta de cultura política. Votamos estando imantados por una polaridad absurdamente positiva y negativa, que se encuentra en los dos extremos que ni siquiera son reales, ya que más allá de PP y PSOE aún hay más. Votamos sin tener en cuenta el poder que damos, ese poder que se empeñan en recordarnos que "emana" del pueblo. El problema es que de un pueblo inculto sólo puede emanar un poder igualmente inculto.
Opinaría exactamente lo mismo si la mayoría absoluta de hoy fuera de "los otros". De los que tuvieron 4 años de ideas felices y otros 4 años de una total falta de ideas, de oscurantismo, mentira, incapacidad total. Opino así no porque no sea de derechas, sino porque las derechas se han dedicado, durante 4 años, a hacer una oposición puramente negativista, de oclusión del paso, y durante los 4 siguientes, han mostrado el mismo oscurantismo, falsedad e incapacidad que la izquierda gobernante. Se han pasado, los que se suponía que representaban a un 75, a un 80% de la población, insultándose, culpándose, encenagando a los otros, sin dejarnos ver que ni unos eran culpables de una crisis que nos vino de fuera, ni los otros tenían las soluciones que los primeros no pusieron sobre la mesa. Han sido 4 años vergonzosos políticamente, pero ésto no debería sorprendernos, ya que nosotros somos los que llevamos 35 años votando sin pensar, sin informarnos, sin darle importancia real. Somos críticos de barra, sin ni siquiera el cinismo suficiente para pasar, viendo el telediario en el bar, del burdo, hispano y sin sentido "hijos de puta".
En cuanto a otros temas hirientes, no hay mucho que hablar tampoco. Con la Ley D'Hont sí que no podemos hacer nada, puesto que ninguno de los partidos mayoritarios está dispuesto a perder ni una mínima parte del pastel, ganen o pierdan. Respecto a los nacionalismos exacerbados: también pienso que dependen de esta ley. Que UPyD con 1.140.000 votos tenga 5 diputados o Equo con 216.000 no tenga ninguno mientras que Amaiur, con 333.000 votos prácticamente sólo en 4 provincias tenga nada menos que 7 diputados dice mucho. Es completamente absurdo. Pero así lo queremos nosotros, dándoles el poder cada 4 años o a uno o al otro, sin dar oportunidades a todos los que están en medio deseando, nos guste o no, pillar cacho.

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