Pues nada, en vista de que mis coleguis (ver listado de blogs a la derecha) ya han comentado todo lo comentable en los dos días que yo no he hecho nada, pues no escribo nada. Estoy un tanto estrujado de mente, y es que a mí el cansancio físico me deja así, sin ganas.
He estado los dos días en casa de mi señora madre, que está cambiando todas las puertas, poniendo tarima flotante en tooooda la casa y forrando las paredes del cuarto del jardín con losetas andalusíes. No, ella no está haciendo todo éso, lo están haciendo los obreretes a los que paga para que lo hagan. Por cierto, uno de ellos está como un queso de bola y tiene un culazo de impresión. Arf arf arf.
El caso es que con la excusa de que no quería estar ella sola en casa mientras le montaban tol pifostie me llamó para que fuera a hacerle compañía. Hacerle compañía significa quitar papel pintado, lijar paredes, ponerles tapacubos, o tapaporos, o como ostias se llame, y pintarlas. Y vaciar todos los armarios de la casa y llevar las cosas al trastero, y luego devolverlas del trastero a los armarios, y limpiarlos, e ir a comprar las pinturas varias, y los neones, quesemehanfundidohijomío y yo no sé cuáles hay que poner ni na ni na, y mover muebles de sitio y ya de paso me podías rastrillar el jardín que mira cómo se pone con lo que cae del árbol del vecino y con los dichosos gatos, y regar el jardín, y llenar cajas y cajas y cajas con la cantidad de tonterías que sólo una madre puede tener en los muebles y en las paredes, y...
Y paro de contar que me canso sólo de contarlo.
Vamos, que me duele la espalda, y los pies. Y tengo los pies llenos de pintura plástica blanca, porque claro, uno no se imagina que cuando su madre le dice vente a hacerme compañía le va a tener que pintar las paredes y tal. Y también me duele el cuello. Y encima levantándome a unas horas inmundas e inhumanas porque los obreros llegan a las 9. Y todo el tiempo que he estado sin hacer nada -si, ha habido ratos-, pues allí, de pie derecho, porque todos los sillones y sillas estaban tapados o amontonados en el jardín... bla bla bla.
Pero cómo cocina la jodía. ¡Qué albóndigas! ¡Qué gazpacho! ¡Qué rosquillos! Ayns...
El lunes, más.
He estado los dos días en casa de mi señora madre, que está cambiando todas las puertas, poniendo tarima flotante en tooooda la casa y forrando las paredes del cuarto del jardín con losetas andalusíes. No, ella no está haciendo todo éso, lo están haciendo los obreretes a los que paga para que lo hagan. Por cierto, uno de ellos está como un queso de bola y tiene un culazo de impresión. Arf arf arf.
El caso es que con la excusa de que no quería estar ella sola en casa mientras le montaban tol pifostie me llamó para que fuera a hacerle compañía. Hacerle compañía significa quitar papel pintado, lijar paredes, ponerles tapacubos, o tapaporos, o como ostias se llame, y pintarlas. Y vaciar todos los armarios de la casa y llevar las cosas al trastero, y luego devolverlas del trastero a los armarios, y limpiarlos, e ir a comprar las pinturas varias, y los neones, quesemehanfundidohijomío y yo no sé cuáles hay que poner ni na ni na, y mover muebles de sitio y ya de paso me podías rastrillar el jardín que mira cómo se pone con lo que cae del árbol del vecino y con los dichosos gatos, y regar el jardín, y llenar cajas y cajas y cajas con la cantidad de tonterías que sólo una madre puede tener en los muebles y en las paredes, y...
Y paro de contar que me canso sólo de contarlo.
Vamos, que me duele la espalda, y los pies. Y tengo los pies llenos de pintura plástica blanca, porque claro, uno no se imagina que cuando su madre le dice vente a hacerme compañía le va a tener que pintar las paredes y tal. Y también me duele el cuello. Y encima levantándome a unas horas inmundas e inhumanas porque los obreros llegan a las 9. Y todo el tiempo que he estado sin hacer nada -si, ha habido ratos-, pues allí, de pie derecho, porque todos los sillones y sillas estaban tapados o amontonados en el jardín... bla bla bla.
Pero cómo cocina la jodía. ¡Qué albóndigas! ¡Qué gazpacho! ¡Qué rosquillos! Ayns...
El lunes, más.
4 comentarios:
Realmente tu madre a montado todo ese pifostio para que te entre apetito del "güeno", del que parece que no comes tu sino la solitaria que llevas dentro a la cual ya le has puesto hasta nombre hace años y asín, disfrutes más de su saber estar entre fogones y toito se "sapa" mejor. Es decir que las albondigas,los gazpachos y los rosquillos te han sabido a gloria xk ella, muy habilmente, te ha abierto el apetito a golpe de "matate a trabajar", pintar, comprar, barnizar, rasurar o lo que coño hayas hecho.....
Ardices de las madres, Luis!!, jaja
Bsos.
http://youtube.com/watch?v=U7-q1WRaKNg
Ainsss... pobresitooooooooo como lo esclavizan..; aunque no me hubiera imoprtado probar algun rosquillo de la Sra. Violeta. .-(
Jeje. Neneeeeeeee... ponte bueno, que ser ya lo eres y mucho, cielete. Besos y mucha vitamina C
Uff, como si no comiera yo ya bien solito... :D
Y no preocuparse, que ya estoy güeno ;)
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