Hace algo más de dos meses escribí esta carta y se la envié a la revista Fotogramas. Evidentemente, sin ninguna esperanza de que se comentara. Bueno, espero que aquí se comente.
Sé que esta carta será demasiado larga, pero también
creo que es necesaria. La Figuración de Madrid se ha manifestado dos
años seguidos frente a la puerta de los Goyas. El año anterior pasó
desapercibida, este año la manifestación fue engullida por otras que no
tenían nada que ver con el Audiovisual.
El público en general no sabe en qué situación nos encontramos. Ni siquiera sabe que hay "una situación".
Les agradezco su atención. Espero que algún día tengan la deferencia hacia este gremio de -ya que nadie en la industria lo hace- hablar un poco sobre nosotros y nuestro día a día que, sin duda alguna, se encuentra en su peor momento y no tiene visos de mejorar. Un cordial saludo.
Rodrigo, un figurante más.
Les agradezco su atención. Espero que algún día tengan la deferencia hacia este gremio de -ya que nadie en la industria lo hace- hablar un poco sobre nosotros y nuestro día a día que, sin duda alguna, se encuentra en su peor momento y no tiene visos de mejorar. Un cordial saludo.
Rodrigo, un figurante más.
Buenos días.
Supongo que esta carta será demasiado larga para ser
publicada en su revista, pero no estaría mal una simple
reseña, un comentario, algo.
Mi nombre no importa, pero mi profesión, si.
Como muchos de mis compañeros FIGURANTES (los últimos
monos en una producción audiovisual), me asaltan las dudas
sobre si las agencias que me contratan dejarían de hacerlo si
hablo de lo que pasa abiertamente. De hecho, ya estoy vetado por dos
agencias muy importantes por haber denunciado la situación en
foros públicos. Pero casi no tenemos a quién acudir, y
me gustaría que el público en general conociera cómo
funcionan algunas cosas.
El cine, las series y la publicidad son productos caros y
complicados que no siempre obtienen buenos resultados. Entiendo que,
como en todos los gremios, intenten limar gastos, pero no es sólo
éso lo que me preocupa: al fin y al cabo, si trabajáramos
todos los días, llegaríamos al sueldo mínimo.
Aunque conviene puntualizar que NINGÚN figurante que yo
conozca ha trabajado nunca, salvo en honrosas excepciones (un
mes, dos...) todos los días de un mes. Trabajar 12 ó 14
días ya es todo un record y trabajar 20 ó 22 acabaría
con nuestra salud y nuestras fuerzas en unos pocos meses.
Me empuja a escribir ésto un comentario de un lector
cualquiera en una red social cualquiera que responde a nuestras
quejas con un: “A ver si por ser figurante se va a querer tener
un sueldazo ahora. ¿Pero que producis? ¿Le pagan a una
farola, a un banco, a un coche aparcado en una pelicula? Los sueldos
buenos deberían ser para quien produce, para quien saca
adelante un país, y con todo mi respeto para los figurantes,
ese no es precisamente vuestro fuerte”.
Esta falta de respeto y de conocimiento frente a un colectivo que
existe desde que el cine es Cine ha hecho que medio gremio se vuelque
en respuestas, tanto explicativas como simplemente insultantes, que
es lo que hacemos los españoles de a pie cuando nos calientan
los cascos. No queremos un sueldazo, sólo un sueldo digno.
Cobrar entre 25 y 30€ por jornadas de 11 horas que no incluyen el
transporte (casi siempre fuera de la ciudad) no es de recibo. Que una
hora extra sea el 10% de ese sueldo, tampoco lo es. Que las
productoras paguen por nosotros 10 veces más que esta
cantidad, 20 veces más, y a nosotros nos llegue ésto,
es una vergüenza. Y oh, si, la farola, el banco, el coche
aparcado, se pagan. En
ocasiones, más que por nosotros.
Pero no sólo de sueldo vive el trabajador. También
del trato, el compañerismo, la diligencia de quien te
contrata. Comer un bocadillo sentado en el suelo mientras el equipo
técnico y el resto del artístico comen sus dos platos
bajo una carpa con mesas y sillas y camareros y bebidas frescas y
postre y café te da ganas de comértelos a ellos. Muchas
veces, cuando ésto te pasa en Julio, bajo un sol de justicia,
vestido de soldado medieval con tu camisola de lana, tu cota de malla
de 12 kilos y tu armadura de metal convertida en microondas, sin una
sombra en kilómetros, con el agua en cajas igual de calentitas
que tú, o en diciembre con un pantalón corto, una
camiseta y unas chanclas, te dan ganas de dejarlo para siempre. Y por
supuesto, que no le pase nada al atrezzo del que TÚ tienes que
hacerte cargo mientras tanto. Que acabe un rodaje en el que llevas
maquillaje hasta en la ropa interior y no tengas un sitio donde
limpiarte. Que te citen a las 06,30 de la mañana con 3 ó
4 horas de antelación porque nos pagan por jornada y las horas
que estés dan igual, cansa. Mucho. Que quien te tiene que
ayudar (coordinador de tu agencia, ayudante de dirección o de
producción...) te trate a patadas y con un complejo de
superioridad en muchos casos exacerbado, es insultante. Que se le
eche la culpa de todos los problemas a la figuración sin
tenerla, cabrea, igual que cuando el profe te castiga a ti en clase
porque está hablando otro (por lo general, el equipo técnico
y sobre todo, los actores, quienes parecen no entender en absoluto el
significado de la palabra “silencio”). Tener que repetir una
escena 18 veces porque el amiguete del protagonista es incapaz
de recordar o decir bien una frase, tiene delito. Podría
seguir, pero ya es bastante.
Pero no lo único, porque hay otros campos más
áridos: los “legales”: firmar el contrato cuando llevas
media jornada de trabajo y que especifique unas condiciones
diferentes a las que te habían confirmado desde la agencia. O
realizar el trabajo firmando sólo un parte de asistencia y
tener que ir días después a la agencia a firmar un
contrato en el que no sabes lo que van a especificar. Que te hagan
renunciar a tus derechos de imagen como única opción
para poder trabajar. Que tu trabajo ya hecho no se te pague porque se
ha caído en la sala de montaje. Que hagas figuraciones
especiales o con frase y no te las paguen. Que hagas horas extras y
no te las paguen. Que hagas horas nocturnas y no te las paguen. Que
trabajes en fin de semana y no te lo paguen. Que trabajes en festivo,
y no te lo paguen... Que las 11 horas pactadas se conviertan en 17 y
no te den de comer porque “no estaba previsto”. Que hagas una
“colaboración” (un trabajo no remunerado) y te hagan
firmar un contrato con unas condiciones leoninas completamente
ilegales. Que la agencia tarde en pagarte más de lo pactado,
mucho más; en ocasiones, meses (por dios, que son 30€...).
Que para cobrar 25€ tengas que ir a la agencia a por un cheque, ir
a un banco específico a cobrarlo, además de haber
pagado el traslado hasta el lugar de trabajo, lo cual hace que los
25€ se queden en 20€ o menos. Que te hagan trabajar con tu
propia ropa sin pagarte el correspondiente plus y les importe un
pepino que un decorado mal terminado te haga un siete en TU camisa.
Que la situación económica provoque que cada vez haya
menos trabajo y miles de parados dispuestos a hacerlo sin intención
de convertir este trabajo en su oficio. Que hayan aparecido las
películas y series “low cost”, que lo único que
significa es que por tu trabajo te paguen la mitad de lo que se
pagaba hace 3 años. QUE NO TENGAMOS UN CONVENIO del que echar
mano ante cualquiera de los abusos que cometen con nosotros. Que las
productoras no tengan ni puñetera idea (ni parezca
importarles) de lo que las agencias de figuración y ETT's
hacen con su dinero. Que en ocasiones tengamos dos intermediarios (ya
es malo tener uno) porque las agencias de figuración no se han
reconvertido en ETT's. Que no haya ningún tipo de
profesionalización (lo cual significa que prácticamente
cualquiera puede ser contratado para este trabajo, por ejemplo, ésos
que aparecen en las series mirando fijamente a la cámara, o
con el reloj puesto y un móvil fosforito asomando por un
bolsillo en el siglo XVI, o siendo completamente incapaces de tener
una gestualidad natural sin hablar o cuchichear, los que se mueven
cuando no deben y se quedan quietos cuando se deben mover, los que
quieren hacer miles de fotos de decorados cuando está
prohibido, o quieren hacérselas con l@s actores/rices cuando
están en su momento de mayor concentración, los que se
quejan absolutamente de todo en el momento más inoportuno, los
que no se quejan absolutamente de nada aunque les pisoteen, todos
ésos que desprestigian esta preciosa profesión). Porque
ésto es un oficio, somos muchos los profesionales que sabemos
lo que hacemos, pero todos cobramos lo mismo.
Hay más, mucho más.
Por supuesto, también quiero agradecer a las agencias y
producciones que nos tratan como dios manda ese trato. Hay agencias
que pierden trabajos porque la productora quiere pagarnos demasiado
poco, y a la misma agencia le avergüenzan las cantidades. Hay
equipos que nos tratan de igual a igual, sin ningún tipo de
diferenciación entre trabajadores. Hay coordinadores de
figuración que se dejan la piel por nosotros y se parten la
cara con quien sea necesario cuando se cometen abusos. Hay agencias
por las que haríamos cualquier cosa y rodajes donde da gusto
ir a trabajar. Hay, sobre todo, compañerismo, mucho
compañerismo, que es lo único que en ocasiones te hace
seguir adelante y no tirarte en un rincón a llorar.
En definitiva, somos un colectivo denostado, mudo, del que se
abusa sin control... ORGULLOSO DE SU TRABAJO. Y que cotiza, por
supuesto. Y que hace que una producción pase de ser ridícula
a majestuosa. ¿Qué sería de “Gandhi” sin los
300.000 figurantes que marcaron un récord?, ¿qué,
de “La guerra de las galaxias” sin todos esos clones blancos e
históricos que llevaban a un figurante dentro? Las horas y
horas de preparación, vestuario, maquillaje, sudor y
magulladuras de cientos y cientos de orcos NO virtuales hacen que “El
señor de los anillos” no parezca un videojuego. Todos ésos
que a diario vemos durante horas en cientos de anuncios
publicitarios. El abuelo eternamente sentado en una mesa del Bar
Reynols que hace creíble un vecindario. La costurera de las
Galerías Velvet que -ahí va, cómo mola- sabe
coser. El poli de la comisaría del barrio del Príncipe
que parece que te podría detener en cualquier momento. Las
señoras que aman para siempre dentro de una talla menos a la
suya para que parezcan sacadas de las fotos de boda de tus padres.
Los cientos de personas que corren despavoridas por la Puerta del Sol
cuando suenan unos disparos. Los enfermos y las enfermeras que les
cuidan. Los camareros que llevan la bandeja como si lo hubieran hecho
toda su vida. Los cientos, miles de personas que día a día
se sientan detrás de los protagonistas, pasean por la calle
cruzándose con ellos, que llenan un ascensor para que una
escena sea más cómica, que sangran y mueren para que un
accidente resulte real, que se pelean a espadazos en el medioevo o
disparan rifles en la Guerra Civil, que le dan una somera réplica
al actor para que un diálogo no se quede muerto... Todos ésos
que saben lo que es falsear, enfilarse, rellenar, el moaré, un
wild track, actuar con mímica, acusar la acción de los
actores, los colores prohibidos en el vestuario, que un gesto mínimo
se multiplica por 10 si estás a un metro de la cámara
en vez de a cuatro. Todos ésos cuya marca es una frase que no
se oye porque están a 15 metros del actor. Todos ésos
que no se afeitan o no se tiñen el pelo para mantener el
perfil requerido, y que informan a todas las agencias de figuración
cuando cambian de apariencia para evitar sorpresas. Todos ésos
que enseñan a sus compañeros nuevos a actuar
frente a una cámara para evitar repeticiones innecesarias.
Todos ésos que hacen todo éso por 27,14€ la jornada.
Todos ésos que simplemente están ahí, realizando
un buen trabajo, así lo atestiguan. Somos trabajadores, y como
tales, merecemos un respeto y unas condiciones dignas.
Muchas gracias por haber leído esta lista. Y una última
puntualización: quiero hacer ver que no es una lista
de quejas, sino mera información sobre un gremio del que
sólo familiares y amigos saben en qué condiciones
trabaja.